jueves, 13 de abril de 2017

LUIS JIMENEZ ARANDA Y LA VISITA DEL HOPITAL



Esta escena corresponde a la visita de una enferma en un hospital del siglo XIX. Podemos ver un grupo de estudiantes de medicina (todos con  una elegante barba típica de la moda de la época) que acompañan al profesor mientras examina a la paciente ante la atenta mirada de los futuros galenos.  La joven parece estar débil, semi-inconsciente, incapaz de incorporarse por ella misma ,  vestida con un camisón y gorro blancos, hecho que muestra la práctica de ciertos conocimientos de higiene. El profesor ausculta directamente a la enferma aproximando su oído a su espalda lo que nos induce a pensar que nos encontramos en la primera mitad del siglo XIX pues la auscultación  indirecta a través de un periódico enrollado, fue ideado por el médico francés Laënnec (que posteriormente evolucionó a los actuales estetoscopios) en 1816. Vemos como otro ayudante, a los pies de la cama, tiene unas hojas con el historial médico que, junto con la ficha colgada de la cabecera, muestra toda la información de la dolencia de la paciente y sus tratamientos. En la imagen no faltan algunas botellas y un tazón con el que se administran los brebajes.
El otro ayudante, a los pies de la cama, sostiene unas hojas con el historial médico, información que se completa con la ficha colgada de la cabecera,seguramente, ésta contiene observaciones sobre la dieta, los fármacos y las pautas que han de cumplirse con ese paciente en concreto. En una balda colocada encima hay, además, algunas botellas y un tazón con el que se administran brebajes o caldo. 


Mientras tanto, el grupo de alumnos observa atentamente. Cubren sus ropas de calle con un delantal blanco como medida higiénica, si bien todavía está lejos de la asepsia imprescindible en un hospital.
Entre ellos hay una mujer que también atiende la actividad del profesor. En esta época, en España era algo extremadamente raro y difícil que una mujer pudiera acceder a los estudios de Medicina. Cuando lo hacía, debía obtener el apadrinamiento de un médico que guiara sus pasos y que le diera el visto bueno para poder doctorarse, todo ello con el recelo de sus compañeros masculinos. Además, era necesario atravesar toda una maraña de papeleo burocrático, sólo por el hecho de ser mujer. Cabe añadir que la ceguera institucional de la época admitió los doctorados de estas mujeres pioneras, como la barcelonesa Dolors Aleu i Riera (1857-1913), primera doctora en Medicina del país, pero cortó de raíz el problema al prohibir la matriculación de nuevas estudiantes mujeres en sus universidades.
¡Fijense que en nuestro cuadro la mujer se encuentra en primera línea de la enseñanza clínica! … y digo enseñanza clínica y no “prácticas” pues,  como bien me decía un profesor…
                                   “Con los enfermos no se practica”.
En la Edad Media y el Renacimiento, prácticamente todos los hospitales eran dirigidos por las comunidades religiosas y, durante el siglo XVIII, se crean los primeros hospitales municipales dirigidos por las autoridades civiles.
Su número creció a partir de la segunda mitad del siglo XIX gracias al descubrimiento de la anestesia y las técnicas quirúrgicas asépticas. Se agrupaban a todos los pacientes en una única sala, poniendo juntos enfermos con patologías muy distintas excepto en los sanatorios para tuberculosis y en los asilos mentales que se establecieron a finales de ese siglo.
Será en ciudades como París, Viena, Londres, Edinburgo, Dublín y Berlín, donde se localizarán los grandes hospitales de la época, contribuyendo al desarrollo de escuelas de clínicos que dejaron su impronta en la historia.
No quiero terminar sin comentar algo de nuestro pintor,hermano de los también artistas José y Manuel, inició su formación con el primero de ellos para después continuarla en la Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla bajo la dirección de Eduardo Cano de la Peña. En 1867 se marchó a Roma para ampliar conocimientos y en 1876 se instaló en Pontoisse, cerca de París, llegando a nacionalizarse francés. Participó en las exposiciones del Salón de París y fue premiado en las Exposiciones Universales de París, en 1889, y Chicago, en 1893. Tomó parte en Exposiciones Nacionales de Bellas Artes españolas y obtuvo mención honorífica en 1864 por su cuadro Cristóbal Colón al venir a proponer a los Reyes Católicos el descubrimiento del Nuevo Mundo (paradero desconocido), y primera medalla en 1892 con la obra La visita del médico. Se especializó en el género histórico, aunque también cultivó el costumbrista, ambos con un estilo verista y de gran acento dibujístico que revela la gran influencia de su hermano José.

https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/jimenez-aranda-luis/7c12d0b3-0c71-4edd-b9a0-4aa087b08c80
http://fundacionio.org/art/pictures/june08.html
https://franciscojaviertostado.com/2013/05/27/la-medicina-en-el-arte-pintura-la-visita-al-hospital/
https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/una-sala-del-hospital-durante-la-visita-del/318cc81b-77d6-4688-ad98-ffbe3dd7a4a5
https://medicinafueradelamedicina.wordpress.com/2013/05/15/la-visita-al-hospital-jimenez-aranda/
https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Jim%C3%A9nez_Aranda#/media/File:En_el_estudio_del_pintor,_por_Luis_Jim%C3%A9nez_Aranda.jpg

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