sábado, 19 de marzo de 2016

LA ALEGORIA DE LA PRIMAVERA....SANDRO BOTICCELLI EN LA GALERIA DELLI UFIZI


"Sandro Filipepi, nacido en Florencia en 1445 y llamado Botticelli por el apodo de su hermano mayor, Giovanni el Botticello, pasó, al parecer, por los talleres de fra Filippo Lippi y Andrea del Verrocchio antes de establecerse como pintor independiente en 1470 o quizá algo antes. Las obras de sus primeros años, en su mayor parte de temática religiosa, nos le muestran construyendo su propio léxico personal a partir de las aportaciones de sus maestros. Pero la tradición florentina fue para él sólo un punto de partida para la configuración de un código propio en el que son elementos esenciales el esteticismo, la importancia del factor lineal, la utilización de formas flexibles, sinuosas, cuyos ritmos se entrelazan melodiosamente, y el predominio del primer plano, al que el fondo permanece indisolublemente unido, pero también claramente subordinado, de tal forma que el patrón lineal en superficie, aun sin negar la profundidad, adquiere significación por sí mismo. Incluso en su primera época de tanteos Botticelli persigue su propio camino y éste pasa, por una parte, por el refinamiento formal y el antinaturalismo y, por otra, por el rechazo de la acción para acogerse a una actitud que pudiéramos definir como contemplativa y de la que emana en buena medida otro rasgo que casi siempre se suele sacar a colación a propósito suyo: el lirismo, la delicadeza, la capacidad para la recreación de ambientes poéticos. En definitiva: a Botticelli no le interesa tanto la acción como el sentimiento.
A partir de 1475 y durante todo el período central de su carrera. Botticelli se nos aparece como el pintor de los Médicis. No sólo realizó para ellos innumerables encargos sino que supo asumir y traducir a términos plásticos el mundo de ideas del neoplatonismo alentado por Lorenzo de Médicis y el grupo de humanistas (Marsilio Ficino, Poliziano...) que le rodeaba. Su pintura se convirtió así en intérprete y portavoz de las aspiraciones vitales e ideológicas del grupo intelectual más sofisticado de su tiempo, un círculo que aspiraba a la armonía universal y de todas las potencias del hombre, que identificaba bondad con belleza viendo en ésta una emanación de la luz divina y que creía, por otra parte, en la posibilidad de conciliar la filosofía platónica con la Revelación cristiana, lo que conllevaba una recuperación de la cultura clásica y de sus mitos."




LA ALEGORIA DE LA PRIMAVERA

Cuando Botticelli realiza esta obra en pleno Renacimiento italiano no podía ser completamente consciente de la trascendencia que supondría para el arte posterior. Lo primero que debiera llamar nuestra atención, en relación con los usos de la época, es su enorme formato, la pintura profana casi nunca utilizó estas dimensiones, que se reservaban para la expresión de los temas sacros. Esto le confiere un carácter de cristianización de un tema que a primera vista parece totalmente ajeno a las creencias religiosas. Por otro lado, bien pudiera relacionarse con otro género de la época, el tapiz. Los tapices sí tenían este gran tamaño y se dedicaban mayormente a la pintura profana, puesto que su función era decorar muros, cerrar vanos, etc. Los mejores tapices eran los flamencos, procedentes de Gante, Brujas y Bruselas, realizados en la lana de mejor calidad, la castellana. Su precio en el mercado era elevadísimo, hasta el punto de que comenzó a ser sustituido por materiales más baratos, como era la pintura. Esta sustitución de materiales baratos -la pintura- por caros, ya había tenido lugar en el Gótico italiano, donde el elemento desplazado fue el mosaico. Reforzando el paralelismo de esta obra con el tapiz tenemos el suelo sembrado de flores, como ocurre en La Anunciación de Fra Angelico, según el modelo "milflores" de tejidos flamencos y franceses. El tema del cuadro es extremadamente complejo: abundan las figuras de la mitología clásica, pero no componen ninguna escena conocida de los textos clásicos, aunque parece seguro que se trata de una alegoría de carácter moral bajo la apariencia de la mitología antigua. La presencia de la diosa Flora, heraldo de la Primavera, es lo que dio su nombre al cuadro, que aparece presidido por Venus y Cupido, con la presencia, ajena al resto de los personajes, de Mercurio en el extremo izquierdo. La explicación es posible intuirla a través del cliente del encargo. Botticelli lo pintó para el jovencísimo Lorenzo di Pierfrancesco di Médici, miembro de la prestigiosa familia Médicis. Lo encargó para él su tutor, el filósofo Marsilio Ficino, quien encarnaba el auge del Neoplatonismo florentino típico del Quattrocento. Es más que probable que fuera Ficino el diseñador del programa de la obra, siguiendo los postulados de Alberti en la parte estética. Así, sumaba la presencia de las virtudes y principios del neoplatonismo en las alegorías de los dioses, al tiempo que aplicaba las teorías albertianas: variedad y abundancia de los elementos, los personajes, sus posturas.


Nos hallamos en la Galeria Uffizi,como asi se llama al Palacio  y Museo de los Oficios de Florencia.








En la Sala 10/14 nos quedamos absortos ante una Obra de grandes dimensiones y belleza incomparable."La Alegoria de la Primavera"de Sandro Botticelli.





Digo "grandes dimensiones" debido a su tamaño y en cuanto a su belleza y aura misteriosa ¿que puedo decirles que no sepan?...para mi es la representación del paganismo misterico de su autor.
El tamaño de la pintura La primavera, propio en aquella época de un fresco o de un tapiz de gran formato, permite diseñar unos personajes de tamaño natural y poderoso efecto teatral, de modo que el espectador se siente inmerso en una escena próxima, con el fondo de un paisaje boscoso de naranjos (un árbol asociado en el Renacimiento a los dioses y al Juicio de Paris) en la izquierda, un mirto (asociado a Venus) en el centro, y laureles (asociados a las ninfas de los bosques y fuentes, y también al escudo heráldico de Lorenzo de Pierfrancesco de Medici, el primer propietario de la pintura) en la derecha. 

Giulio Carlo Argan pone en evidencia cómo esta tabla se pone en contraste con todo el desarrollo del pensamiento artístico del siglo XV a través de la perspectiva. Identifica el arte con la interpretación racional de la realidad, que culmina con la grandiosa construcción teórica de Piero (della Francesca).
Botticelli opta aquí por un formato monumental, con figuras de tamaño natural, y lo compagina con una gran atención al detalle. Esto puede verse en las diversas piezas de orfebrería, representadas minuciosamente, como el casco y la empuñadura de la espada de Mercurio o las cadenas y los broches de las Gracias.
Estudios interesantes son los que se han realizado sobre las relaciones dimensionales de las partes de la escena en referencia a reglas musicales.
Mientras algunas de las figuras estaban inspiradas por esculturas antiguas, estas no eran copias directas sino adaptadas al lenguaje formal propio de Botticelli: figuras de elevada estatura, delgadas, ligeramente alargadas, muy idealizadas, cuyos cuerpos a veces parecen artificiosamente estirados y presagian el estilo elegante y cortés del manierismo del siglo XVI. Como fuente iconográfica para la representación de las tres Gracias Botticelli parece recurrir a la Puerta del Paraíso realizada por Ghiberti en el Baptisterio de Florencia, en particular el grupo de siervas en el relieve de Esaú y Jacob.
Las figuras destacan contra el fondo por la claridad de su piel y sus ropajes, de colores claros e incluso transparentes.
La composición participa del fondo arbolado, con un bosque ordenado y vertical para servir de fondo, casi plano y severo, a la danza y al corro. Los personajes se sitúan en un paisaje de naranjos, árboles tradicionalmente relacionados con la familia Médicis. No obstante, hay quien apunta a que son en realidad mandarinas, cuyo nombre clásico,medica mala, aludiría a los Médici. Detrás de Venus hay un mirto, planta tradicionalmente sagrada para ella. Mientras, la parte derecha está hecha de árboles doblados por el viento o por la fuerza creadora, en concreto laureles, lo que sería una alusión al novio, Lorenzo, en latín Laurentius.
En suelo es una capa de hierba muy oscura en la que están detalladas flores típicamente toscanas que aparecen en el mes de mayo. Son también reconocibles las de Flora: en la cabeza lleva violetas, aciano y una ramita de fresas silvestres; en torno a su cuello, una corona de mirto; en el manto lleva rosas; por último, va esparciendo nomeolvides, jacintos, iris, siemprevivas, clavellinas y anémonas.
Esta obra,segun opiniones de expertos y que yo comparto,esconde varios niveles de lectura.
Observandola desde un punto de vista mitológico.

Los personajes estan en el jardin Esperidi.
A la derecha se halla Céfiro Dios Eolico,el viento de la primavera,que rapta enamorado,a la Ninfa Cloe,la cual renace y se transforma en Flora.











En el centro del cuadro podemos ver a Venus,simbolo platónico del amor sublime,observando la escena y siendo sobrevolada por su hijo, Cupido el Angel del Amor.





A la izquierda,se pueden contemplar las "Tres Gracias bailando"al lado de Mercurio (el mensajero de los Dioses) con las alas en los pies y el caduceo (vara de olivo adornada con guirnaldas) alejando las nubes para asi tener una eterna primavera.













En cuanto a su interpretación Filosófica esta Obra la podriamos definir,como la representación del amor que,en sus diversas dimensiones eleva al hombre,del mundo terrenal al mundo etéreo y espiritual.
Céfiro y Clori,representarian  el amor sensual e irracional,que es fuente de vida;el cual a través de la mediación de Venus y Cupido se transforma en algo tan perfecto como son las Gracias,para posteriormente,emprender el vuelo hacia las esferas celestes de la mano de Mercurio...
Podria comentar mas versiones,pero ciertamente mas prosaicas de algo tan hermoso como es la Primavera de Boticelli..




http://tom-historiadelarte.blogspot.com.es/2007/03/la-primavera-de-sandro-botticelli.html
http://iessonferrerdghaboix.blogspot.com.es/2012/03/comentario-la-primavera-de-botticelli.html
http://www.adgblog.it/2013/03/30/el-significado-de-la-primavera-de-botticelli/
https://quattrocento.wordpress.com/2008/06/03/la-primavera-alegoria-de-la-primavera-sandro-botticelli/


jueves, 17 de marzo de 2016

GERARD VAN HONTHORST...PINTOR CARAVAGGISTA FLAMENCO




Gerrit van Honthorst fue uno de los pintores que llevaron el estilo de Caravaggio a los Países Bajos del Norte siendo, además, el miembro de la escuela de Utrecht con más proyección internacional. Honthorst viajó a Roma en una fecha temprana, hacia 1610-1615, y está documentado de vuelta en Utrecht en julio de 1620. En Italia, donde tuvo protección y recibió numerosos encargos, estudió tanto la pintura de Caravaggio como la de los Carracci. Sus escenas nocturnas, respecto a las que no se descarta que hubiera podido conocer ejemplos de los Bassano y de Luca Cambiaso con este tipo de iluminación, le valieron el apodo de "Gherardo delle Notti".


                               EL VIOLINISTA ALEGRE CON UN VASO DE VINO

Precisamente el tema de este lienzo"El violinista alegre con un vaso de vino" es de origen italiano y enlaza con la pintura de un seguidor de Caravaggio, Bartolomeo Manfredi. Fechado en los primeros años de su regreso a Utrecht, el óleo recoge la transformación que su pintura experimentó durante esta década. En él vemos cómo la luz, focal de sus primeras composiciones se torna más homogénea, bañando la superficie con una disposición más igualada. El foco de luz colocado en esta tela a la izquierda incide suavemente iluminando el fondo y con más fuerza en zonas de la figura como el hombro desnudo, el brazo con el que alza el vaso de vino, así como gran parte de su rostro. Esta luz crea hermosos contraluces, especialmente en la mano abierta del primer plano y en el violín que sostiene con fuerza bajo el brazo.
Si la iluminación es uno de los factores que imprime fuerza al óleo, no lo es menos el tratamiento que Honthorst da al personaje, cuya felicidad se capta en una radiante mirada que atrae la atención del espectador. El pintor no ha descuidado en su construcción ningún detalle de su anónimo modelo, que no duda en presentarlo con la nariz y las mejillas fuertemente enrojecidas, al igual que los dedos con los que tan sutilmente alza el vaso.
Este músico, vestido con ropa de teatro y con un llamativo gorro de plumas, se ha relacionado, por fecha y tema, con otro conservado en el Rijksmuseum de Amsterdam, de 1623, donde la figura lleva telas atractivas y un sombrero similar al nuestro.
Judson pensó que este tipo de figuras podrían ser alegorías de los sentidos, representando, en el caso que nos ocupa, el gusto. Gaskell , al acercarse a estos temas, llamó la atención sobre algunos lienzos de temática similar al nuestro que hacían pareja con figuras femeninas; en ellos, siguiendo a este crítico, se establece un diálogo de gestos no exento de connotaciones sexuales.



El Violinista alegre con un vaso de vino perteneció a varias colecciones vienesas durante el siglo XIX. Apareció en el mercado de arte francés a mediados del siglo xx, en la galería parisina Heim, donde al parecer fue adquirido por Earl C. Townsed Jr. para su colección en Indianápolis. La pintura entró en la colección Thyssen-Bornemisza en 1986. 


Haré un pequeño resumen de los deambulares de su ajetreada vida...

Nacido en una familia de artistas, van Honthorst fue alumno de Abraham Bloemaert. En la década de 1610 completó su formación en Roma, estudiando en particular la obra de Caravaggio. Posteriormente reside en Londres, acompañado de su discípulo Joachim von Sandrart, donde ejecuta para el rey Carlos I cuadros destacados. Regresa a su país, donde se convierte en el más destacado de los pintores de la «Escuela de Utrecht», seguidores holandeses del artista italiano Caravaggio.
En 1622, fue admitido en la cofradía de pintores de Utrecht. Fue pintor de Federico Enrique de Orange-Nassau y de su hijo Guillermo II, ambos estatúderes y príncipes de Orange.
Destaca como pintor de escenas nocturnas y con luz artificial, lo que le vale el sobrenombre de «Gérard della Notte» («Gerardo de la noche»).
En la década de 1630, Van Honthorst se dio a conocer como retratista, lo que le permitió establecerse en La Haya en 1637, y pintó sucesivamente en el castillo de Ryswick y en Huis ten Bosch. El tiempo que no empleaba en producir pinturas lo dedicaba a los retratos. Sus obras eran muy numerosas, y están ampliamente representadas en museos de toda Europa. Sus piezas más atractivas son aquellas en las que cultiva el estilo de Caravaggio, esto es, aquellas que representan tabernas, con jugadores, cantantes y comensales de escasos modales. Muestra gran habilidad al reproducir escenas iluminadas por una simple vela.

                                  CRISTO EN LA CARPINTERIA


                                              EL DENTISTA



'                                                               The Flea Hunt 

En 1649, fue invitado a tomar parte, junto con otros artistas, en la decoración del Orange Hall en el Palacio del Estatúder de Huis ten Bosch. En 1652, regresó a Utrecht, donde murió cuatro años más tarde.

 “Susanna and the Elders


EL CONCIERTO

Su obra es tan extensa que seria interminable su descripción y con mas motivo,cuando solo he venido a mostrar un cuadro,pero no pude evitar la tentación...

 http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/315
 http://es.wikipedia.org/wiki/Gerard_van_Honthorst

miércoles, 9 de marzo de 2016

GIUSEPPE ARCIMBOLDO...LAS CUATRO ESTACIONES

 

                         Mientras ve su obra... disfrute de la compañia de la musica  

                               

Detalle de La Primavera

  Según informa el padre Paolo Morigia, amigo y biógrafo del artista, Giuseppe Arcimboldo realizó su formación en el taller de su padre, Biagio Arcimboldo, un pintor de procedencia alemana que trabajó en la catedral milanesa y que mantuvo relaciones amistosas con Bernardino Luini, allegado alumno de Leonardo da Vinci, a través del cual Giuseppe tuvo acceso a los dibujos y cuadernos ilustrados del gran maestro. Protegido por Gianangelo Arcimboldo, un tío abuelo que llegó a ser arzobispo de Milán, Giuseppe consiguió una gran erudición y estar registrado como pintor cuando tan sólo contaba 22 años.
En su primera obra, también realizada para la catedral de Milán, se ajustó a los cánones de la pintura de su tiempo tanto en el diseño de cartones para tapices gobelinos como en la serie de cartones para vidrieras con escenas de la vida de Santa Catalina, donde, a pesar de su genio inventivo y el prolífico uso de guirnaldas con frutas y mascarones, todavía no mostraba la atrevida creatividad que trastocaría la iconografía convencional de la pintura renacentista.


                                                                               Detalle de El Verano

La verdadera personalidad de Arcimboldo se descubriría a partir del año 1562, cuando el pintor fue reclamado desde Praga por el emperador Fernando I como Retratista de la Corte (Hof-Conterfetter). Allí el emperador pronto descubrió todas sus habilidades, no sólo pictóricas, tras poner en práctica toda una serie de invenciones artísticas que le convirtieron en un verdadero maestro de escena en la celebración de torneos, juegos, desfiles, bailes, coronaciones y enlaces nupciales, llegando a tener el favor especial, no sólo del emperador durante los dos años que estuvo a su servicio, sino de toda la corte de Austria.
Arcimboldo sorprendía de continuo en tales celebraciones a los grandes príncipes que asistían a las reuniones cortesanas y a los espectadores que vivían con regocijo, incluido el propio emperador, las fiestas y desfiles en las que aparecían originales carrozas pobladas de figuras mitológicas y animales fantásticos, personas y animales ataviados con originales vestiduras teatrales y máscaras de su invención —era capaz de transformar un caballo en un dragón de tres cabezas—, incorporando alegorías y dioses mitológicos para ensalzar simbólicamente los valores del Imperio, así como construcciones efímeras como pirámides, colinas, etc., configurando asombrosos escenarios para juegos, siempre con referencias a todo el saber de su tiempo y del mundo conocido. Por toda esta polifacética labor de creación artística, el emperador le compensaba con un generoso sueldo.
Detalle de El Otoño

No es de extrañar que cuando Maximiliano II sucedió a su padre como emperador en 1564, también mantuviera a Arcimboldo al servicio de los fastos cortesanos durante los doce años que estuvo al frente del imperio germánico, donde el artista compaginaba sus originales creaciones pictóricas con diseños de arquitectura, decoración teatral, obras de ingeniería, construcciones hidráulicas e incluso la creación de un gabinete de curiosidades muy estimado por el monarca.
Otro tanto puede decirse de Rodolfo II de Habsburgo, emperador desde la muerte de su padre Maximiliano en 1576, casado con María de Austria y Portugal, hija de Carlos V, que profesaba a Arcimboldo verdadera admiración. El conocido como el emperador alquimista mantuvo al pintor a su servicio durante otros once años, cuyas pinturas venían como un anillo al dedo en aquella corte de erudición irracional en la que era habitual la presencia de artistas, científicos, astrólogos y alquimistas, con una pasión especial del monarca por su gabinete de las maravillas, donde guardaba objetos procedentes de todo el mundo, como pájaros disecados, grandes conchas y peces, piedras preciosas, supuestos demonios encerrados en recipientes, momias y hasta un exótico jardín zoológico.


                                                                               Detalle de El Invierno

En 1587 Rodolfo II permitió el regreso de Arcimboldo a Milán, donde el artista llegó a pintar dos nuevas obras para el emperador, la Ninfa Flora y Vertumno, un alucinante retrato alegórico del emperador representado como el dios romano que transforma la Naturaleza y la da vida, compuesto de forma surrealista con frutas, hortalizas y flores como símbolo de la armonía de su reinado. Ambas pinturas fueron enviadas a Praga y en 1592 correspondidas por parte del emperador agradecido con la concesión al pintor del título de conde Palatino.
Conocer este contexto de la corte de Praga es imprescindible para justificar y entender los artificiosos juegos plásticos desarrollados por Arcimboldo en sus célebres pinturas, un repertorio planteado como un juego para iniciados donde las imágenes sustituyen a la palabra escrita, siendo necesario cierto nivel de erudición para captar mediante la lectura visual, al igual que en la alquimia, los mensajes secretos que encierran, mientras que para la gente ordinaria se convierten simplemente en un juego de pintura extravagante y caprichosa, una pintura que podría considerarse como el paradigma de la mentalidad manierista.



LA SERIE DE LAS CUATRO ESTACIONES
  Durante la estancia en Praga al servicio de Fernando I, además de los retratos de diversos miembros de la familia real, en 1563 Arcimboldo asombró a los soberanos y artistas de la época con una serie que supuso un brusco cambio en su obra, posiblemente después de ponerse en contacto en aquella corte con pinturas de El Bosco, Brueghel y Cranach. Se trata de Las Cuatro Estaciones, unas pinturas de discreto formato —0,76 x 0,63 m.— que simulan retratos humanos de perfil que no dejan de ser un juego óptico, ya que en realidad están compuestos por una gran variedad de pequeños objetos, naturales y artificiales, que agrupados de forma temática adquieren ingeniosas formas antropomórficas no exentas de cierta carga satírica.
De esa primera serie, La Primavera se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, y El Verano y El Invierno en el Kunsthistorisches de Viena, dándose por desaparecido El Otoño.
Después de esta rompedora serie, verdadero precedente del surrealismo, en tiempos de Maximiliano II Arcimboldo volvió a sorprender en el panorama artístico con otra serie dedicada a Los Cuatro Elementos en 1566, continuando el juego caprichoso con los inusuales retratos de El Jurista, El Cocinero y El Bodeguero, consolidando un tipo de pintura fantástica que le proporcionó un enorme prestigio, recibiendo encargos reiterativos sobre los mismos temas, especialmente de Las Cuatro Estaciones, serie que repitió en varias ocasiones: en 1573 la que se conserva completa en el Museo del Louvre y en 1577 otras dos, ya en tiempos de Rodolfo II.
Las Cuatro Estaciones están compuestas por múltiples vegetales y objetos que sintetizan los bienes de la naturaleza en cada época del año, agrupados en un microcosmos reinventado donde las formas naturales se metamorfosean para mostrar una sugestiva armonía en forma de bustos femeninos y masculinos, cuya identidad sólo existe en la mente del espectador. 


                                                         La Primavera, 1573. Museo del Louvre

LA PRIMAVERA
Un sin fin de vegetales y flores, plasmadas meticulosamente de modo naturalista, se agrupan para configurar el retrato de una mujer joven que esboza una sonrisa. Flores blancas y rosas simulan las carnaciones, una corona sugiere los cabellos y diversos tipos de hojas delinean las vestiduras, con un cuello formado por diminutas flores blancas que sugieren puntillas. La nariz es un capullo de azucena, la oreja un tulipán, y el ojo dos belladonas y sus flores, siempre con alusión al colorido que celebra la naturaleza en primavera, con un simbólico lirio en el pecho perfilado sobre un fondo neutro.
La original composición aglutina la esencia de la pintura manierista, que se convierte a través del ingenio y la fantasía de Arcimboldo en capricho, artificio, extravagancia, juego ilusionista, estudio científico y construcción colorista y lumínica sin pretensiones de perspectiva.
La orla en forma de guirnalda que encuadra esta serie del Museo del Louvre, fue añadida posteriormente, seguramente en el siglo XVII.


                                                            El Verano, 1573. Museo del Louvre

EL VERANO
Repite la configuración de un supuesto retrato a partir de la meticulosa agrupación de frutos propios del estío, simbolizado con una alcachofa colocada al pecho. De forma artificiosa, el rostro queda compuesto por un calabacín como nariz, higos y cerezas en los ojos, un melocotón en la mejilla y una pera como barbilla, acompañándose de un tocado formado por un cúmulo de frutas y hojas entre las que se distinguen cerezas, ciruelas, maíz, un melón y uvas.
En este caso lo más original es la vestidura, que simula estar trenzada con fibras vegetales de paja, con un cuello adornado con espigas agostadas bajo las que se lee el nombre del pintor, apareciendo también la fecha de ejecución, 1573, en la hombrera de la indumentaria.


                                                                                 El Otoño, 1573. Museo del Louvre

EL OTOÑO
El personaje que representa al Otoño es posiblemente el más tosco de la serie por sus rasgos. Está compuesto por todo un conjunto de frutos otoñales colocados artificiosamente sobre una tina desmembrada que se sujeta con anillos de mimbre. El rostro está formado con una pera bulbosa como nariz, una manzana como mejilla, una castaña en la boca, una granada en el mentón y un níscalo como oreja, de la que pende un higo reventado que simula un pendiente.
Los cabellos son racimos de uvas blancas y negras que forman un témpano y se remata con una calabaza a modo de casquete, recordando una cabeza de Baco, dios del vino, en alusión al tiempo de vendimia. Esta figuración fantástica agrupa pequeños y minuciosos detalles envueltos de una nítida luminosidad, haciendo que  adquieran una nueva significación al agruparse sobre un fondo neutro y oscuro.


                                                               El Invierno, 1573. Museo del Louvre

EL INVIERNO
De toda la serie este es el fingido retrato más intrigante. La acumulación de elementos vegetales insinúa el depauperado busto de un anciano cuya cabeza está formada por un tronco cuya corteza perfila las arrugas, casi cicatrices, con la nariz y la oreja formadas por ramas quebradas, pequeñas ramificaciones como barbas, un hongo hinchado y pelado como boca y una hiedra enredada entre brotes secos como cabellos.
Sobre su pecho penden una naranja y un limón, únicos elementos que aluden al calor y el sol, como un símbolo de esperanza de que el invierno no dure eternamente. Asimismo, parece cubrirse del frío con una gruesa estera sobre la que está entretejido un escudo de armas sin duda referido al emperador destinatario de esta caprichosa pintura.
Con estas obras Arcimboldo pasaría a la historia del arte europeo como uno de los artistas más enigmáticos y extraños, equiparable para algunos por su trabajo polifacético en la corte bohemia con el mismísimo Leonardo da Vinci, siendo sus experiencias revitalizadas en el siglo XX por artistas como Salvador Dalí y otros surrealistas.
Informe: J. M. Travieso.
http://domuspucelae.blogspot.com.es/2013/09/visita-virtual-las-cuatro-estaciones-el.html





LEONARDO DA VINCI...."LA GIOCONDA" ENIGMAS Y CURIOSIADES


La Gioconda de Leonardo da Vinci, es el cuadro más famoso de la historia. Su fama se debe principalmente a la enigmática sonrisa de la modelo. Una expresión de la boca que está a medio camino entre sonrisa y mueca seria.
El cuadro Gioconda de Leonardo da Vinci, conocido también como “La Mona Lisa”, fue pintado entre 1503-1506, y retocado en varias ocasiones por el autor.
El nombre se debe a la identidad de la modelo, esposa del Francesco Bartolomeo del Giocondo, cuyo nombre era Lisa Gherardini.
Es un óleo sobre tabla de álamo, de 77x53cm, pintado con técnica de sfumato, procedimiento inventado por Leonardo.

El cuadro la Gioconda de Leonardo da Vinci

Este cuadro es la última gran obra de da Vinci,al cual continuó retocándo hasta sus últimos días. Al terminarlo, lo trasladó a Roma y luego a Francia, donde permaneció hasta su muerte.Posteriormente estuvo en poder de Francisco I, rey de Francia, pero se desconoce si fue antes o después de la muerte de Leonardo. Al morir el monarca, pasó a Fontainebleau, luego a París y finalmente a Versalles. Tras la Revolución Francesa llega al Museo del Louvre, donde permanece hasta nuestros días.

La sonrisa de la Gioconda de Leonardo da Vinci

Leonardo realizó un esbozo del cuadro y le aplicó óleo diluido en aceite esencial, lo que se conoce como sfumato. Esta técnica consiste en diluir los contornos, haciéndolos menos nítidos y precisos que se empleaban en el Quattrocento, quedando envuelto en una neblina que difumina los contornos, produciendo una impresión de atmósfera envolvente, lo cual da una tridimensionalidad a la figura.
La Gioconda está pintada sobre una tabla de madera de álamo, la que resulta muy frágil, y está cubierta con varias capas de enlucido para darle firmeza. Está conservada en una urna de cristal de 40 cm de espesor, antibalas, y tratada para evitar los reflejos. La urna mantiene una temperatura constante de 20°C, y con una humedad relativa de 50%, los que se supone que brindan una atmósfera ideal para el mantenimiento de la pintura.
La pintura posee una grieta de 12cm en la mitad superior, que puede deberse a la eliminación del marco original. La grieta fue reparada en la segunda mitad del siglo XVIII . Existe un equipo de curadores franceses, que vigilan permanentemente su estado, para detectar cualquier alteración de inmediato.
El cuadro representa a una dama sentada en un sillón, que posa con sus brazos apoyados sobre el asiento. Los ojos y manos muestran claramente las características del sfumato. También realiza juegos de luces y sombras, que provocan la sensación de volumen.
La dama está sentada en una galería, que se abre a un paisaje inspirado en las vistas de los Alpes.

Leonardo da Vinci
El aspecto más singular del cuadro es el rostro de la modelo, la cual carece de cejas y pestañas, tal vez a causa de una restauración. La mirada está dirigida ligeramente a la izquierda. La boca exhibe una sonrisa enigmática, que ha cautivado a los espectadores durante siglos.
Un velo cubre la cabeza, como signo de castidad, un atributo que suele estar presente en los retratos de las esposas. 



Contemplada de cerca, la Gioconda del Prado provoca de golpe sensaciones relacionadas con cosas como la serenidad, la ambigüedad, el misterio, casi lo etéreo. En otras palabras: un apacible catálogo de emoción y placer situado en las antípodas del revuelo informativo que su descubrimiento causó ayer en todo el mundo. "Descubrimiento" es mucho decir: esta réplica del retrato más famoso de la Historia del arte llevaba en España toda una vida (su primera referencia es un inventario de las Colecciones Reales fechado en 1666) y había colgado de las paredes del Prado de forma recurrente. Pero era otra Gioconda: triste, banal, oscura… desde luego que oscura: en vez del paisaje toscano pintado por Leonardo, en su fondo no había más que un antipático color negro, según los expertos añadido en el siglo XVIII váyase a saber por qué, a buen seguro gustos de la época. Con la espectacular restauración de esta copia la obra inmortal de Leonardo da Vinci vuelve a nacer. Y eso, en cierta forma, es un descubrimiento, un hallazgo que proyectará nueva luz sobre el original del museo del Louvre y sobre la obra de su autor, el más genial de los pintores del renacimiento italiano.

La réplica, ya no hay duda de ello, fue pintada por uno de los pupilos favoritos del genio
Los talleres de restauración del Museo del Prado fueron el germen de la noticia planetaria. La petición de una cesión temporal por parte del Museo del Louvre para una exposición en torno a la obra de Da Vinci ocasionó la puesta en marcha, primero, de un estudio técnico, y después de una compleja y laboriosa limpieza que acabó con el fondo negro y llenó de luz la pintura. La réplica, ya no hay duda de ello, fue pintada por uno de los pupilos favoritos del genio. Los expertos barajan dos nombres: Andrea Salai (que a la postre se convertiría en uno de los amantes del maestro) y Francesco Melzi. Ayer, el conservador jefe de Pintura italiana y del Renaciminto en El Prado, Miguel Falomir, se decantó por el segundo de ellos. También explicó, en declaraciones a este diario, que no existían dudas acerca de la simultaneidad entre la ejecución de la réplica y la del original. Losarrepentimientos presentes en ambas coinciden: cuando Leonardo da Vinci corregía el rumbo y retocaba algo, el pupilo hacia lo propio, en lo que supone una especie de fotocopia simultánea, unwork in progress paralelo a la voluntad del maestro. ¿Por qué Leonardo deseó y permitió que Melzi o Salai (o quien fuera) se sentaran a su vera y pintaran a la vez que él el mismo tema? Misterio.



Los expertos del Prado lo tienen claro: el universo de los descubrimientos artísticos no está ante una mera copia de Da Vinci de las muchas que pululan por el mundo. Primero, se trata de una obra que proporcionará nueva información sobre la propia Monna Lisa del Louvre, ya que esta sobrevive medio sepultada bajo capas de oscuro barniz y eso oculta bastante de la información que Da Vinci quiso procesar en esta obra maestra, supuestamente un retrato de la joven llamada Lisa Gherardini, esposa de un rico comerciante florentino llamado Francesco del Giocondo. Una "joven" no tan joven en el Louvre (nadie le echaría menos de 30 o 35 años), pero que vuelve a serlo en El Prado. La chica de moda en el mundo del arte, la de la réplica, la Gioconda del Prado, no tiene más de 20. Una podría ser hija de la otra.


En estos momentos, el equipo de restauración de la pinacoteca madrileña continúa adelante con su trabajo, retirando las sucesivas capas de barniz que durante más de 500 años han ido tapando el rostro de la joven del cuadro. Con toda lógica la obra objeto del hallazgo goza, tras ser convenientemente saneada, de un estado de conservación muy superior al de la Monna Lisa del Louvre. Hay que subrayar, además, que el tamaño de original y réplica es prácticamente el mismo: 77 X 53 centímetros para el primero, y 76 X 57 para la segunda.
                                                   MUSEO DEL PRADO


La 'Gioconda del Prado' fué expuesta en el Louvre,Ana González Mozo, una de las especialistas de la pinacoteca madrileña, presentó aquel día una ponencia en la que establecía la evidencia de que la copia salió del estudio de Leonardo.


DOCE CURIOSIDES SOBRE LA GIOCONDA

1. Lo mejor del cuadro y la enigmática sonrisa.

La combinación de la “perspectiva aérea” y de la técnica del “sfumatto” (=difuminado) consiguen una estupenda sensación tridimensional y de profundidad. Los críticos de arte coínciden en afirmar que lo mejor del cuadro son las manos y por supuesto la enigmática sonrisa sobre la que Margaret Livingstone, experta en percepción visual dijo: “una ilusión que aparece y desaparece debido a la peculiar manera en que el ojo humano procesa las imágenes”. La experta opina que debido al funcionamiento del ojo humano si se mira directamente a la boca la sonrisa desaparece, mientras que si se mira a los ojos u otra parte del cuadro la sonrisa vuelve a aparecer en el rostro de la Mona Lisa.

2. ¿Quién es la o el protagonista del cuadro?

Parece ser que la protagonista del cuadro es Lisa Gherardini, una dama florentina casada con Francesco del Giocondo, banquero napolitano. No obstante existen otras posibilidades sobre quién es la protagonista del cuadro. Hay quien dice que es la española Constanza de Ávalos, y arriesgándose aún más hay quien afirma que el retratado es Francesco del Giocondo o incluso el propio Leonardo.

3. ¿Sin cejas ni pestañas?

Una peculiaridad de la dama que aparece en el cuadro es que no tiene cejas ni pestañas. Aunque hoy en día nos extrañe, era una costumbre común entre las damas florentinas de la época, depilarse todo el vello de la cara.

4. La pintura más famosa.

La Mona Lisa o Gioconda es el cuadro más famoso que existe. De ahí que aunque nunca haya sido tasado, si lo fuese, probablemente alcanzaría la cifra más alta de la historia del arte. Por ello, no es extraño que fuese robado del Louvre por Vicenzo Perrugia (pintor italiano) en 1911 aunque apareció dos años más tarde en Italia.

5. Los Maltratos que ha recibido.

El cuadro no sólo fue robado, sino que también ha sido rociado con ácido y golpeado con una piedra arrojada por un hombre en el propio Louvre.

6. ¿La Mona Lisa embarazada?

No deja de llamar la atención la opinión de un profesor de Yale, según él la sonrisa es debido a que la dama está embarazada. Llega a esta conclusión tras analizar la forma de la cara, los dedos hinchados y el gesto de las manos sobre el vientre (muy típico de las embarazadas).

7. El precio de su cuidado.

En 2005 fue instalada tras una vitrina antibalas en una sala especial donde está protegida del calor, la humedad y el vandalismo. El traslado y acondicionamiento tuvo un coste de 6 millones de dólares que corrieron ha cargo de la misma cadena televisiva japonesa que patrocinó la restauración de la Capilla Sixtina.

8. La boca de la Mona Lisa.

Sobre la boca de la Mona Lisa, J.E. Borkowski comenta que el rictus bucal es como el de las personas que han perdido sus incisivos o que padecen bruxismo, un hábito que lleva a rechinar los dientes por estrés o durante el sueño.

9. La más visitada en el museo.

Es con diferencia la pintura más visitada del museo (6 millones de visitantes en el año 2001).

10. Las emociones que reflejan su sonrisa.

Según la publicación británica New Scientist y en base a los estudios de la Universidad de Amsterdan la sonrisa de la Mona Lisa esta compuesta de las siguientes emociones:
83% se debe a la felicidad
9% es sentimiento de disgusto
6% de miedo
2% de enojo
El estudio está basado en el análisis de la expresión por un programa informático (diseñado por la Universidad de Illinois) que evalúa emociones interpretando los gestos de la cara.

11. El rostro de la Mona Lisa.

Giorgio Vasari, que escribió sobre la vida de los artistas de la época nos cuenta: “Los ojos de Monna Lisa tienen una brillantez lustrosa y los matices de la figura están realizados en colores pálidos, rosados y grises… Las pestañas y las cejas están perfectamente diseñadas, lo cual implica una gran técnica y mucha dificultad… La nariz es bellísima…”
Vasari también dice en sus escritos que mientras Leonardo pintaba a su modelo siempre había alguien cantando, tocando música o contandole una historia y que de esa manera consiguió la expresión placentera en su rostro.

12. La pintura nunca le perteneció a la familia Giocondo.

Es la última gran obra de Leonardo, y de hecho estuvo retocándola hasta sus últimos días, llevándole cuatro años completar el proyecto. A posteriori se sabe que pertenecio al amigo y mecenas de Leonardo da Vinci, el rey Francisco I de Francia y más tarde a Napoleón sin pertenecer en ningún momento a la familia Giocondo.

 http://www.swingalia.com/pintura/el-cuadro-la-gioconda-de-leonardo-da-vinci.php#comentarios
 http://cultura.elpais.com/cultura/2012/02/01/actualidad/1328129037_819926.html
http://curiosidades.com/12-curiosidades-de-la-mona-lisa/