domingo, 11 de diciembre de 2016

EL PÓRTICO DE LA GLORIA....LA JOYA DEL MAESTRO MATEO EN SANTIAGO DE COMPOSTELA



El 21 de abril de 1211 el arzobispo Muñiz consagraba la catedral de Santiago, construida sobre la antigua basílica que honraba la aparición de los restos del apóstol Jacobo. La historia de esta basílica se remonta a los tiempos de Alfonso II el Casto, monarca del reino Astur en los primeros y difíciles tiempos de la Reconquista. La leyenda dice que fue un ermitaño de nombre Pelayo quien localizó el sepulcro del apóstol, ayudado de un resplandor divino. El obispo de Iria Flavia, Teodomiro, acudió a ver el hallazgo y, convencido de que se trataba de la auténtica tumba, trasladó a Compostela la diócesis.



El primer peregrino fue el propio rey astur,Alfonso II, que se desplazó desde Asturias y mandó construir la primera basílica. Alfonso III el Magno ampliaría esta pequeña basílica y ordenaría su consagración, para la que se traerían «piedras de mármol de tierras de moros para embellecer la puerta principal».
Santiago fue creciendo en torno a esta gran Basílica hasta la irrupción de Almanzor, que en el año 997 saqueó la ciudad y destruyó el templo, dejando sólo el sepulcro.



Almanzor completó la afrenta llevándose como trofeo las puertas y campanas de la catedral, transportadas por prisioneros cristianos, un botín que no sería recuperado hasta que Fernando III el Santo entrara en Córdoba en 1236 e invirtiera la ofensa, usando esta vez prisioneros musulmanes.




En el año 1075 se empezó a construir una nueva catedral que con numerosas ampliaciones permanecería ya intacta. Tardaría un siglo y medio en levantarse y sería consagrada en 1211 con presencia del rey castellano, Alfonso IX.
De esta primera catedral románica destaca la puerta principal, orientada a occidente, donde se halla el Pórtico de la Gloria, elaborado en 1188 por el maestro Mateo como gran representación del triunfo de Cristo. En el parteluz de la portada central se encuentra el apóstol con su cayado de peregrino y en el tímpano aparece la imagen de Cristo, flanqueada por los evangelistas y rodeado de ángeles. El claustro renacentista de su interior y la fachada central o fachada del Obradoiro, fiel exponente del Barroco español, dejan constancia de la evolución de la catedral a través de los siglos. 








Obra del Maestro Mateo,del cual, como de la mayoría de los artistas medievales, se sabe muy poco. En un documento de 1168 aparece como constructor del pórtico de la catedral de Santiago de Compostela y también en inscripciones del propio pórtico se le vuelve a citar como maestro de la obra a su finalización en al año 1188.

Mateo se encargó de terminar los pies de las naves de la catedral de Santiago con su correspondiente triforio, construir la cripta que permitiese alargar dichas naves salvando el desnivel del terreno y construir el citado Pórtico de la Gloria.
Para algunos autores Mateo debió destruir el pórtico original ya terminado de la fachada y alargar las naves. Para otros, simplemente tal fachada no existía y consideran falsas las referencias del Codex Calixtinus sobre este conjunto monumental previo



                                                   NAVE CENTRAL



                                                         
La entrada oeste de la Catedral fue rematada en el año 1188 con la obra cumbre de la escultura románica: el Pórtico de la Gloria. Este soberbio conjunto de tres arcos, esculpido por el Maestro Mateo en sólo 20 años, dota al atrio del templo de un poderoso simbolismo cuya lectura engarzaba con la de las restantes fachadas exteriores: pecado original, Redención y Juicio Final. Más de 200 figuras de granito, tan vívidas y expresivas como no se habían representado nunca en la Edad Media, interaccionan como en un cuadro animado para componer un mensaje teológico centrado en la Salvación del Hombre.
El Pórtico, además, debe ser entendido como un conjunto simbólico de la Jerusalén Celeste formado por la cripta inferior, el propio pórtico de tres arcos y la galería de la tribuna, en la parte superior del templo, equivalentes a la Tierra, el Juicio Final y la Gloria.

Arco central
El Pórtico se compone de tres arcos, uno por cada nave de la Catedral, con sus respectivos tímpanos, arquivoltas y columnas; un zócalo inferior, una columna central o parteluz, lienzos de la contrafachada (hacia la fachada del Obradoiro) y bóveda.






En el arco central se eleva la visión apocalíptica de la Jerusalén Celeste: Cristo resucitado, rodeado por los cuatro Evangelistas y sus emblemas: Lucas escribe su Evangelio sobre el toro, Juan, sobre el águila; Marcos, sobre el león, mientras Mateo aparece con su caja de recaudador de impuestos. Entre ellos aparecen los Justos y debajo, un cortejo de ángeles que porta los instrumentos de la Pasión (columna, cruz, corona de espinos, lanza, etc).



Sobre este conjunto, en la arquivolta, los 24 ancianos del Apocalipsis conversan entre sí mientras afinan los instrumentos con los que entonarán el canto de la Gloria.


El patrón de la Catedral, Santiago Apóstol, preside la columna central de mármol. Este parteluz, labrado con el Árbol de Jesé o genealogía de Cristo, muestra a media altura las profundas huellas de las manos peregrinas.
El basamento que recorre el Pórtico representa monstruos, fieras y héroes de la Antigüedad aplastados por el triunfo de la Iglesia. Para otros autores, simbolizan un pasaje del Libro de Daniel.
Detrás de la columna se halla la figura del Maestro Mateo arrodillado, mirando devotamente al altar. A su lado está enterrado el arzobispo Pedro Muñiz (s. XIII), que consagró la Catedral en 1211.

Arcos laterales

Toda la mitad izquierda del Pórtico está dedicada al Antiguo Testamento o al Pueblo Judío, mientras que la mitad derecha representa el Nuevo Testamento y a los Gentiles.







El arco lateral izquierdo apoya sobre columnas que muestran a los profetas: de adentro hacia afuera, Moisés, Isaías, Daniel y Jeremías. Entre los rostros destaca la sonrisa de Daniel, que hizo historia por su naturalidad. Eran los primeros pasos del gótico en Compostela, anunciados también por la bóveda de crucería: es probable que el Maestro Mateo haya introducido este tipo de bóveda en España, pues ninguna es anterior a la que él usó en la criptaque sustenta el basamento del Pórtico. Pero hay quien prefiere ver en esa sonrisa del joven profeta un guiño hacia la figura de la bella Esther, junto a las puertas del Obradoiro, acompañada de otras figuras del Antiguo Testamento que hacen pensar a algunos estudiosos que el Pórtico es la representación en piedra de un drama litúrgico medieval, el Ordo Prophetarum



El arco derecho, por su parte, se dedica al Juicio Final, y se apoya sobre figuras de apóstoles: Pedro, Pablo, Santiago y Juan, cuyo rostro también esboza una sonrisa.

                                                          
 En las arquivoltas llama la atención la gráfica representación de los tormentos a los que son sometidos los condenados al Infierno: el bebedor trata de ingerir líquidos boca abajo; el goloso intenta comer una empanada mientras una serpiente le oprime la garganta; los avaros aparecen atados de pies y manos…



Frente a la anterior escena, junto a las puertas del Obradoiro, aparecen personajes del Nuevo Testamento como San Judas Tadeo, San Juan Bautista, San Bartolomé y Santo Tomás. De ellos suele decir la gente que están conversando, por lo que el Bautista los estaría riñendo y rogando silencio en el templo.



                                                BOTAFUMEIRO



                            CATEDRAL DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

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